La parálisis facial afecta a la calidad de vida del paciente en diferentes ámbitos. Así, puede implicar una parálisis muscular, con espasmos faciales, o contracturas musculares; afectar a la capacidad de parpadear (síndrome de las lágrimas de cocodrilo) o al hablar. Además, modifica la expresión facial y provoca un gran impacto en la salud mental. Es una de las patologías que más más traumatismo emocional genera en quien la padece.
Esta enfermedad afecta al nervio facial, que dirige los músculos faciales, y provoca incapacidad parcial o total para mover una zona de la cara. La principal causa de la parálisis facial es idiopática (desconocida). No obstante, el doctor Antonio Fernández García, cirujano oral y maxilofacial en MaxiloFACE, explica que la mayor parte de las parálisis se recuperan casi por completo en un plazo de 15 a 30 días. “El protocolo inicial ante una parálisis facial es esperar entre tres y seis meses para ver si hay una resolución espontánea del problema. Si no ocurriera así, se debe plantear una cirugía”, indica.
Existen varias patologías que pueden causar esta afección: los tumores malignos de parótida; los tumores de la base craneal como los neurinomas de pares craneales; algunas infecciones, como la del herpes zóster; o bien traumatismos craneofaciales, entre otras razones.
El doctor Fernández García indica que la cirugía logra una mejora en la calidad de vida y en la autoestima del paciente, aunque lamenta que en la actualidad una restitución completa y simétrica previa a la parálisis es imposible.
Además, este especialista explica que el tratamiento de las lesiones tumorales puede requerir el sacrificio del nervio facial, desarrollándose así dicha parálisis. Esto afecta por igual a mujeres y a hombres, y además de cualquier edad.
Intervención inmediata
En algunos casos, de inicio ya se sabe que la lesión del nervio es irreversible, y la recuperación espontánea no va a ocurrir: «Por ejemplo, tras la resección de un tumor maligno en la parótida, o tras una intervención neuroquirúrgica donde el neurocirujano ha tenido que sacrificar el nervio facial para la resección del tumor. Con estos pacientes no esperas para operar”.
Si se tiene que sacrificar el nervio facial, la parálisis facial se trata de manera inmediata para obtener los mejores resultados. Para los casos recientes, de menos de 18 meses, el objetivo es restablecer las conexiones nerviosas.
Tipos de técnicas quirúrgicas
Hay dos tipos de técnicas quirúrgicas, y el uso de una o de otra dependerá de la antigüedad de la parálisis. Estas son las técnicas dinámicas y las estáticas.
«Ese límite son los dos años. En un paciente con una afectación del nervio facial de menos de un año y medio de evolución, su musculatura facial aún no se ha atrofiado de manera irreversible y puede ser recuperable si vuelve la corriente eléctrica a dicha musculatura. Es decir, si se restaura la conducción nerviosa a los músculos de la mímica facial. Si no llega el impulso nervioso a los músculos de la cara en un año y medio esos músculos ya no son recuperables», subraya el doctor.
En las parálisis faciales de larga duración se llevan a cabo transferencias de otros músculos del cuerpo a la cara. En cambio, señala que para los casos recientes, de menos de 18 meses, el objetivo es restablecer las conexiones nerviosas, localizando otros nervios craneales no afectos, y establecer nuevas uniones neurales.
Las técnicas dinámicas son los procedimientos más complejos, ya que buscan devolver la movilidad a una cara que está paralizada. Las estáticas, en cambio, dan soporte y elevan las zonas de la cara que están ‘caídas’ por la parálisis.